He llegado, estoy aquí, en este lugar donde pienso que mis problemas serán resueltos; luego de haber llegado 5 horas más tarde a este mi destino; ya que el avión me había dejado por haber estado hablando plumas de burro con “MON”-. Y será cierto que una ubicación geográfica puede resolverte todo?… Diría un filósofo: “Es mejor pensar que no importa donde estemos, el lugar no cuenta, si no nosotros, nosotros que tropezamos y caemos y luego buscamos la fuerza para volver a levantarnos”.

Oh fuerza divina, se mi compañera una vez más en esta misión de nunca acabar.
“Bueno estoy aquí, vamos arrancar” me decía a mi mismo -nuevamente hablaba con mi sombra, ya la locura también era compañía- “deja de contemplar a la gente, pues nadie te conoce y tu tampoco a ellos”.

“Pero un momento”, como tonto me detengo a contemplar, “si es que he llegado a Oriente y no me he dado cuenta”. Jocosamente en mi interior me burlaba por la cantidad de asiáticos –donde predominaba los hindúes, chinos, coreanos y árabes- que rodeaban mis maletas; mas era cierto, era así, nadie parecía puro en este lugar, todos parecíamos que habíamos llegado a lo mismo, en busca de un sueño, algunos más tarde otros más temprano; algunos en este aeropuerto de película buscaban a su queridos y amigos, otros llegaban como yo, a empezar de nuevo, a echar la batalla.

He llegado a la parada de un “shuttle”, lo que en mi país todavía no llega, un transporte que te lleve gratis a tu morada…uhmmm, países avanzados, con sus guagüitas y sus calles pintaditas, pero no has de encontrar alguien que te diga: “hermano, que pasa, quieres una fría?”.
Luego de un largo tiempo esperando a este medio de transporte de ensueño, empiezo a no estar solo, otras personas comienzan a llegar.

La pequeña Luccia –si, de espectador no invitado, oyendo la conversación ajena, escuche su nombre- jugaba de frente a mí, mientras sus padres estaban sentados muy cerca. Hablaban de su viaje a Italia y de que iban hacer en esta visita a casa de Victoria, al parecer familiar de uno de ellos. Era una pareja muy joven y no podía entender porque su mezcla de idiomas, porque no hablar el de su país, al parecer no somos los únicos que hacemos esas cosas e inventamos “dialectos” nuevos como el “spanglish”. Pero lo más hermoso, lo que más me tranquilizaba era la pequeña; pues ella estaba allí para hacerme recordar; Ohhhh Luccia, que hermoso nombre y que hermosa niña, estabas allí para recordarme a la mía querida.

Luccia se fue, junto con sus padres, y yo me quede, pero para mi suerte no quede solo, no hay nada que entretenga más que dos tortolos y más si estos eran una pareja alternativa. Vamos, no me tomen a mal, de hecho tengo varios amigos que han tomado ese camino; y les tengo mucho respeto y cariño, pero esto es de reírse, lean y entenderán.

Luego de entretenerme con las conversaciones de “Rolando” y “Mark”, las cuales me hicieron olvidar por un momento mis 5 equipajes, la brisa fría y la espera interminable de un transporte que no llegaba, decidí pedirle a Mark su celular para poder llamar al hotel. Una mirada un poco extraña me hizo arrepentirme por un instante de aquel dicho favor, mas ya estaba hecho, ya había llamado y gracias a Dios mi bus había llegado.

Mientras iba en el bus el cansancio me fue ganando y dormí y fue un sueño que siempre recordaré, pues soné con mi hermana Mónica y sus dos hermosos terremotos. Fue un sueño hermoso en verdad, pues jugaba con ellas en un cielo de antojos…zzz…
….

…ZZZ…

“Hello…Mr…We are here…” Me despertaba el chofer con un acento hindú que me costaba entender.

Ya estás aquí, en este hotel 5 estrellas. Disfruta esta noche muchacho, pues mañana te vas a tu localidad final. Mañana es que empieza el primer día en este nuevo y gran lugar.

Novela corta: El Inmigrante.

Autor: Carlos A.