Playa en Invierto - Carlos A.

Ensayando unas ideas en estas hojas,
Le consulto como suena a la luz de la mesa;
Para saber si se interpreta el mensaje
Que queda entre líneas.

Doy pasos en círculo, recitando las letras;
Y me detengo para notar que mi reflejo
Aprueba la expresión pintada causada por esta historia
Y esta locura que siempre va conmigo hace su crítica rutinaria.

Escribo para expresar un pensamiento, un deseo, un recuerdo,
Una lagrima o una sonrisa, para causarte memorias, para
Expresar lo que veo… para sentir libertad aunque sea en un mundo de sueños.

Escribo para encontrarte sin importar cuantas sean las vidas;
Deseando que nos encontremos
Aunque sea en el lugar donde ya no existe el tiempo.

Carlos A.


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Allí está la silla en la que solías
Sentarte en esos días del ayer;
Acompañada de poca luz y
una capa fina de olvido le cubre.

Sin apuros, mas con ansias.
Tal vez esperanzada, o simple y cansada,
en una aura entristecida por las expectativas
que fluyen en caudal rumbo a un mar muerto.

El querer no conoce al olvido,
no tiene culpa y no entiende de tiempos.
Llega de viento, llega despacio, acompañado de Luna o en medio de soledades enlazadas.

Aquí está la silla en la que te sentabas,
si no estoy aquí cuando llegues no creas que fue un punto y aparte,
la vida cobró su peaje, mas si te sientas en ella sentirás todo eso que quise y no pude darte.

Carlos A.

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Marta llora - Carlos A.

Di si encontraste en tus andanzas
Las respuestas a los delirios del guardián de sueños.
Di si pensaste alguna vez en escribirnos y comentarnos
De los manjares de esos lugares exóticos que decías visitar.

Las cortinas que cubrían esas acciones prohibidas
Y gemidos forzados que protagonizaste y sobreactuaste
Con mordidas de labios sensuales en esas noches… en esas noches.
Di amiga, lo disfrutabas o lamentabas?

Marta, Marta. Tan joven, tan hermosa.
Habrá sido una de esas malas jugadas del destino o malas decisiones;
Momentos de antifaces y pantallas que terminaron con tu orgullo,
Apagando la luz de los faroles que una vez en su ingenuidad brillaban de fuerza y belleza.

Marta, Martica. Que te dejaste llevar por las cosas brillantes,
Por las fáciles, de esta puta vida.
Que entregaste tu alma por la gran ciudad y los paseos en autos lujosos.
Y ahora qué más te da? Qué más da?

Mientras me hago la corbata para irte a ver,
Maquillada y sin respiro,
Siento tu alivio en esta tarde que podrás disfrutar,
Descansando sin tener que vender tu cuerpo y tu espíritu, nunca más.

Carlos A.


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