Allí está la silla en la que solías
Sentarte en esos días del ayer;
Acompañada de poca luz y
una capa fina de olvido le cubre.

Sin apuros, mas con ansias.
Tal vez esperanzada, o simple y cansada,
en una aura entristecida por las expectativas
que fluyen en caudal rumbo a un mar muerto.

El querer no conoce al olvido,
no tiene culpa y no entiende de tiempos.
Llega de viento, llega despacio, acompañado de Luna o en medio de soledades enlazadas.

Aquí está la silla en la que te sentabas,
si no estoy aquí cuando llegues no creas que fue un punto y aparte,
la vida cobró su peaje, mas si te sientas en ella sentirás todo eso que quise y no pude darte.

Carlos A.

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