He intentado escribirte tantas veces.
He querido retomarte, hacerte mía.
En verdad he iniciado algunas letras y he arrojado el papel minutos después.

Nada es suficiente para expresarte lo que te extraño,
preguntándome donde te has metido por tanto tiempo.

En las noches como está el insomnio me envuelve pues solo puedo pensarte.

No te detuve cuando tu espalda me decía adiós, que tonto fui.

No te busque al pasar las horas de haberte marchado, que orgulloso me sentí.
Y ahora tarde salgo a buscarte sin encontrarte; tal vez lo merezco, tal vez.

Quiero encontrarte en estas letras,
quiero clamar que no hay olvido,
quiero rogar por el roce de tu aliento en mis manos y dejes que pinte tu geografía en lienzo sacudido.

Mientras caminaba acompañado de la noche en las calladas calles de la gran ciudad
te recordé una vez más en vitrina de tienda alumbrada de una tenuidad piadosa.
Esa misma noche en la estación, te escuche a lo lejos en partitura entristecida por músico aclamado por el sonido de las pisadas.

Siempre has sido pregunta de mi respuesta y respuesta de mi delirio.
Y aunque pensé que tu olvido no me importaría,
cada segundo que pasa siento que el delito ha sido castigado con tu ausencia.

Hoy aquí en una playa imaginaria... desierta... mi mensaje vestido por una botella sera arrojado,
Y desearé que la corriente te encuentre y te lea mi sentir;

tal vez eso logre que vuelvas a mí, mientras la espera sigue quemando mi impaciencia.



Carlos A.



Explicación: luego de varias noches sentando en la computadora tratando de escribir, bloqueado totalmente sin poder crear ni una oración, me sentí desesperado y decidí escribirle algo a la "inspiración", pues desde hace un tiempo he sentido sed de ella.