CAPITULO II. El intermedio.

Pues he llegado al punto medio, he llegado a una ciudad histórica, donde todo el mundo se cree importante, hasta el que vive debajo del puente. Sí, estoy aquí, una ciudad hermosa en verdad, con mi más grande amigo “el exiliado”, más que amigo, hermano en el alma y cómplice de tantas historias guardadas en secreto; y junto a nosotros el inolvidable ”Mon”, tanto tiempo que no nos veíamos; y hoy nos juntábamos una vez más en esta aventura llamada Vida.

“Mejor perderse que nunca embarcar… mejor tentarse a dejar de intentar”, frase de una canción que retumbaba en mi memoria, y llenaba mi espíritu y alimentaba mi adrenalina.

Si me pagaran por cada pensamiento que pasaba por mí ser, mientras contemplaba mí alrededor, ya seria rico. Por un momento viaje, viaje perdiéndome en el tiempo:
Estaba allí, con mis compañeros y guías, estaba con ellos recordándome de nuestra última reunión, hablábamos de los planes de nuestra escuela, de nuestros proyectos en la vía de la armonía. Y recordé una frase, en esa noche de despedida: “Dios nos ha regalado esto”. Mis compañeros no lo sabían, pero ese día, esa noche, los contemplaba a todos, con mucha admiración y respeto, sobre todo con dolor pues los dejaría de ver y practicar juntos por un tiempo; mas sentía orgullo por los logros alcanzados y con mucha esperanza que pronto nuestros caminos se juntarían. Esa noche, uno de mis mentores volvía a su casa y me daba alegría que este grupo estaría completo nuevamente, pues yo seguiría con ellos con mi espíritu y energía.

“Despierta!!!…que hemos llegado” he vuelto a la realidad, he vuelto al pasar y andar, al sentir el aire en mis pulmones de este nuevo entorno pasajero. He dicho en voz baja: “vuelvo en un momento”, Dios mio ya me estaba volviendo loco, ya estaba empezando hablar solo.

Hemos llegado, hemos descansado, nos hemos abrazado y recordado un rato, el día se iba y la noche llegando. Esa noche dormí y soñé con ustedes, viejos de mi alma, que me dieron todo lo que pudieron, con una frase que me hizo despertarme a carcajadas: “YO soy un hombre…”, hahahah, es un buen tipo mi viejo, eso digo yo y usted dona, es excepcional.

Bueno una nueva mañana llegaba, un clima extraño nos aguardaba, se parecía a la tempestad que llegaba a mi alma, de momento era soleado y luego un torrencial nos bañaba. El “Mon” me comentaba, esto es allí cerca, el hijo de… ya estaba acostumbrado a las largas caminatas y no recordaba que venimos de un país, un país en el mundo…que sus calles más importantes se recorren en pocos minutos.

Y entonces hice un paréntesis mental y pensé en ti…Hay mi pequeña, en qué estarás?, suspiré sin que nadie lo notara en esta ciudad rápida y fría. Si hablar contigo no es suficiente, pasar un día sin ver tu sonrisa, y oler tu pelo hermoso, es que me están quitando la vida de sorbo en sorbo.

Y estábamos allí en esa plaza enorme, sentados almorzando escuchando al “exiliado” con su frases de nunca acabar, viendo que el tiempo pasa, que ya no somos los niños aquellos, viéndolo a él contento, notando que hemos madurado.

Otro día mas se iba, luego de muchas carcajadas, una mañana llegaba, un nuevo reto se asomaba, pues mi destino estaba allí, estaba esperando, solo habíamos retrasado un poco con este intermedio, esta interrupción de pasos.

Ha carajo!!!!, ha llegado el día, estabamos tomando un café, Le digo al “Mon”: “es tarde, vamos andando”, a lo que ha respondió el hombre:”pero un poquito de por favor, macho, ten paciencia” y yo en mi cabeza me puse a pensar:” (“j…der” si el hombre ahora se cree español)”.

… no nos habiamos percatado, mi reloj estaba atrasado, ME HABIA DEJADO EL AVION…