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Hoy he sentido una tristeza profunda,
De esas que espero que sea pasajera, porque ese punzón en mi pecho ha sido inmenso.
Es de esas tristezas que no puedes expresar fácilmente,
De esas que te hace desear con ansias la mañana siguiente, para ver si ya no está contigo.
No es de esas sobre una pérdida de un ser querido,
No es de esas cuando esa persona que amas, ya no te quiere,
O peor aún, descubres que nunca lo hizo.
Ni tampoco de esas cuando no puedes alcanzar tus metas,
Obtener lo que te propusiste,
Ganar ese empleo por el que tanto te esforzaste.
No es de esas tristezas de cuando te enteras de que tu salud,
O de alguien que quieres está afectada,
Y esa impotencia te abraza,
Te posa en el suelo y te pisotea la espalda.
Esto es algo distinto, es algo que tengo y siento que poco a poco lo voy perdiendo,
Es eso que siento y que poco a poco se va durmiendo,
Que quiero, y que poco a poco se vuelve nostálgico y aislado empieza a formar parte del rincón de cosas olvidadas.
Es que has recibido tantos golpes en el transcurso de los años,
Y esa coraza fuerte que te protegía de tanto,
Ahora muestra sus primeras grietas.
Y no te estoy sustituyendo por depresión, ni tampoco es resignación,
Aunque en este preciso momento si siento una impotencia acompañada de una desilusión.
Y se que muchas de mis supuestas amistades dirían “te preocupas sin necesidad” … y oírles decir eso me aflige, y prefiero que mejor no me digan nada.
Dice un dicho que sueles ser lo último que se pierde,
Que sin ti el alma envejece rápidamente hasta morir.
Que la última vela en el templo se apaga,
Que la campana da su última campanada.
Esperanza mía, esperanza amada, esperanza que ahora callas.
Es triste admitir de que hoy en mi te has achicado al ver como
Hoy en día el querer a tu vecino ya es algo de pocos, y el odiar a todos es la nueva marca que vende,
Seguida de la segunda mas vendida… el hacer absolutamente nada.
Esperanza mía, he notado como ese nudo embarga tu melodía,
Con esta humanidad ya inhumana,
Una comunidad manipulada y adoctrinada llevada de la mano por poder y falsos profetas,
Por los hogares que hablan del miedo en vez de los valores y el respeto.
La historia no esta para ser olvidada, si no para recordar y aprender,
Para crecer y mejorar.
Y sin embargo nos perdemos en un mundo de derechos e izquierdos, sin balance,
Que eligen odiarse en vez de entender que somos iguales, que estamos hechos de lo mismo,
Que el dialogo y el respeto es el camino a un futuro bonito,
De esos futuros que los niños ríen y crecen.
Hoy veo las noticias,
Escucho a mi vecino,
Y ya no estoy enojado.
Estoy simplemente triste por ti,
Esperanza mía, que te han golpeado y sientes el peso de ciento y más años.
Si te soy sincero, creí saberlo, mas ya he de admitir que no se cómo se calma tu dolor,
Porque no se dé remedios para sanar lo que no quiere ser sanado y
Prefiere ver al prójimo, al cielo y a la tierra arder.
Carlos A.