Photo by Jess Loiterton from Pexels
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Esperar es como una playa en una isla desierta, escondida...
Mientras siente las caricias del agua, a veces tibia, a veces fría,
Mientras se despide de la luz mientras atardece, esa luz que juega con el horizonte,
Y habla con la luna en esas noches despejadas, que pinta las olas.
Y en esas noches... en esas mismas noches,
que cuando ella se distrae, se pone a contar estrellas,
creyendo, o haciéndose creer, que hay otras playas del otro lado
contándolas con ella.
Y entonces, llega ese momento, en que la espera se hace pausa,
en el que el tiempo cambia al sentir esas pisadas pasajeras,
de viajeros que llegaron a admirarla,
o náufragos que la vieron como su salvación.
Luego, cuando se marchan, la playa sigue allí,
nuevamente a su rutina,
a sus conversaciones con el sol y con la luna.
Y queda allí, esperando nuevamente por otras pisadas,
que al marcarse den memoria,
y que cuando la mar entre y las borre, den muestras de un olvido ya esperado.
Carlos A.
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