Te pido que por unas horas solo hablemos de cosas triviales
y hagamos esperar por unas horas las formalidades y los asuntos importantes
pues mi sentir añora la simpleza, aunque sólo dure el tempo de esa canción que suena a lo lejos, al compás de tu voz.
 
Será cierto eso que dicen que a veces, por más que se ha de intentar, se nos hace difícil ser eso que prometimos?
Será que en esos momentos estaremos en falta o solo son cosas de esta vida?
 
La canción sigue sonando y tu voz ha cesado, mas tu mirada le quita al silencio lo simple; y lo trivial se vuelve ausente.
Mi mente ya como lienzo en blanco recibe tus pensamientos al interpretar tu discurso oculto que se va ligando con los míos.
 
Mi imaginación osa sentirse como el Van Gogh aquel que pintaba "La Noche Estrellada" quizás al imaginarla al pasar "por la terraza del café de noche" y pensar en una luna caprichosa y pendenciera, como la que hoy entra por el tragaluz y captura mi vista.
 
Y así la melodía queda muda, mis ojos se pierden y tu cierras la puerta. Tus pasos cada vez mas lejos mientras yo sigo pensando en todo tipo de cosas, menos en las triviales.
 
 
Carlos A.