Eran las 2.30pm cuando parĆ© en la estaciĆ³n de tren, luego de recorrer varios Kms. sin rumbo; como perdido en un limbo mental, en un trance que me impedĆ­a discernir entre sueƱo y realidad.
Foto de Szabolcs Toth via Pexels: link


Me encontraba allĆ­ sin deseo a nada, sin saber cĆ³mo habĆ­a dado con aquella estaciĆ³n. Solo querĆ­a matar el tiempo, evitando enloquecer en este mundo sin sentido creado por mi inconsciente ser o quizĆ”s mi ser consentido. Mas lo curioso era la falta de memoria, como si mi mente hubiese bloqueado parte de mi existencia, como si aquel dĆ­a me hubiese indicado a andar sin rumbo.

Al entrar a la estaciĆ³n pensaba que enloquecĆ­a, pues oĆ­a conversaciones de personas que no podĆ­a ver. Me DirigĆ­ hacia la informaciĆ³n para comprar un ticket y para saber por quĆ© estaba tan muerto el lugar. El escritorio vacĆ­o con un letrero que decĆ­a regreso en 20 minutos.

Continuaba escuchando voces, voces en diferentes idiomas, diferentes tonos. Algunos peleaban; otros, los que podĆ­a entender, hablaban de historias comunes.

Mis manos acariciaron mi cabello con la agresividad de querer arrancarlo, estaba seguro que la locura habĆ­a llegado a mi puerta. Estaba solo mas me sentĆ­a en medio de una multitud. SoltĆ© un grito que hizo eco en todo el lugar y la estaciĆ³n callĆ³… ni una voz se escuchaba en aquel lugar que empezaba a darme escalofrĆ­os.

Mis ojos PestaƱaron una vez, mirando alrededor. Una segunda vez y una sonrisa de paciente de manicomio se pintĆ³ en mi rostro. Una tercera vez y la estaciĆ³n oscureciĆ³.

SentĆ­ mi estĆ³mago removerse y mis rodillas dĆ©biles; la sensaciĆ³n de frĆ­o y calor entrĆ³ en mĆ­ y las gotas frĆ­as acariciaban mi frente. No habĆ­a sentido tanto miedo en aƱos.

Las escaleras que daban al baƱo, hacia el piso inferior, se iluminaron. No podƭa entender de donde venƭa la luz; definitivamente habƭa enloquecido o como poco alguien habƭa puesto algo en una bebida que no podƭa recordar que habƭa tomado.

CĆ³mo esto podĆ­a ser real!?

EmpecĆ© a dudar de que me encontrase en una estaciĆ³n, aunque podĆ­a notar la estructura, las escaleras, el reloj lleno de polvo, sin manecillas y la boleterĆ­a con su letrero que decĆ­a que volverĆ­a en 20 minutos y para mĆ­ ya una eternidad habĆ­a pasado. 20 segundos, 20 minutos, 20 aƱos…en aquel lugar parecĆ­a no haber tiempo.

SentĆ­ que la oscuridad me absorbĆ­a, como droga que consume tus neuronas. SentĆ­ mi cuerpo ligero y como un "corrientazo" de electricidad, una de las tantas manifestaciones del miedo, un chispazo de energĆ­a me hizo dirigirme hacia las escaleras iluminadas. Todo se movĆ­a en cĆ”mara lenta, como pelĆ­cula de suspenso, como si cada paso contara, como si cada paso fuera el Ćŗltimo.

Al llegar al primer escalĆ³n una voz casi angelical canto, diciendo: -“Que haces aquĆ­”. Su voz venĆ­a acompaƱada de un perfume de aroma a jazmĆ­n que arropo el lugar emitiendo un calor sublime que subiĆ³ por mis pies hasta mi sien – fue cuando me di cuenta que andaba descalzo y mi pie derecho sangraba mientras el otro se encontraba tan limpio y sano como el de niƱo reciĆ©n nacido, mas dolor no sentĆ­a -, cuanta paz y cuanto miedo al mismo tiempo, quizĆ”s esta era la segunda vez en toda mi existencia que habĆ­a podido unir estos conceptos, pues en un mundo lĆ³gico estos pueden encontrarse en lados opuestos la mayorĆ­a de las veces, mas en esta “pesadilla” lo comĆŗn era sustituido por lo absurdo.

Mi cuerpo aligero su tensiĆ³n y respondĆ­: - “eso me pregunto yo”- tartamudeando un poco, continĆŗe: - “y tu como llegaste aquĆ­”.

Parecƭa una niƱa, que su hermosa cabellera de rizos de oro cubrƭan su cara. Vestƭa de blanco, mas sus zapatos eran negros, llenos de lodo. Por su tamaƱo y tono de voz podrƭa decir que estaba entre los 10 y 12 aƱos.

No podĆ­a entenderlo, pero es como si la conociese… su nombre retumbaba en mi cabeza…

“Sabes quiĆ©n soy, sabes que hago aquĆ­. Por quĆ© te cuesta tanto recordar? Di mi nombre, eso te ayudara”.

Nada tenĆ­a sentido, ni el lugar, ni la niƱa, ni yo. Esto tenĆ­a que ser un sueƱo o quizĆ”s estoy alucinando… es sencillamente imposible.

La niƱa aclarĆ³, dando respuesta a lo que leyĆ³ suspirado por mi mente: - “todo es tan sencillamente complejo, de las pequeƱas cosas estĆ”n formadas las grandes… la vida estĆ” lleno de ciclos, y uno de ellos es llevar lo simple a lo complejo y luego tomar eso complejo y dividirlo en porciones simples para luego iniciar de nuevo. Somos nada y somos todo. Di mi nombre”.

“No, no lo sĆ©… dime quien eres…dime que pasa” – Alzando mi voz replique y la niƱa llorĆ³.
SintiĆ©ndome culpable me acerque hacia ella, tratando de remediar la reacciĆ³n de mi acciĆ³n. Coloque parte de su cabellera detrĆ”s de sus orejas y puse mi mano derecha en su barbilla. Estaba helada como rio congelado en invierno. LevantĆ© su marco para notar su ausencia de semblante… sin ojos, labios, nariz...nada.

RetrocedĆ­, tropezando con las escaleras, cayendo de espalda, note un dolor inmenso en mi pie derecho, pero ya no sangraba. ContinuĆ© retrocediendo hasta llegar al inicio de las escaleras, gritando: - “quĆ© carajo pasa aquĆ­, quien eres!”

El lugar se iluminĆ³, la estaciĆ³n recobra la vida y las voces regresaron acompaƱadas de personas que podĆ­a ver. Todos se detuvieron y se fijaron en mĆ­, no podĆ­a saber si me veĆ­an como manada que observa su presa inmĆ³vil o como tribu que recibe a un extraƱo.

De repente ese calor sublime acaricio mi mano, la niƱa sin rostro tomaba de ella y dijo: - “has durado mucho tiempo asĆ­, solo di mi nombre y abre los ojos”.

Musite: “Lorna”